miércoles, 26 de octubre de 2011

HISTORIA VERDADERA DE LA CONQUISTA DE LA NUEVA ESPAÑA Parte 8

Cuenta Bernal que Tendile se fue a ver a Montezuma para llevarle las pinturas que se hicieron sobre Cortés y Pitalpitoque se quedó con los españoles y comía con Hernando Cortés pues los soldados comían de lo que pescaban o el oro que iban rescatando lo cambiaban por comida a los indios que llegaban en canoas.
Días después Tendile con otro cacique principal regresó con muchos presentes para Cortés de parte de Montezuma y los sacaron sobre petates[1]; el primer regalo que sacaron fue una rueda de hechura de sol de oro muy fino del tamaño de la rueda de una carreta, y otra mayor rueda de plata, figurada la luna y con muchos resplandores y otras figurillas en ella y trajo el casco lleno de oro en granos chicos y con este oro se enteraron que había buenas minas, luego sacaron más presentes de oro y por último mandó sacar unos penachos de oro y de ricas plumas verdes y otros de plata.




Penacho de Moctezuma[2]

Tendile le dijo a Cortés que recibiera aquello con la gran voluntad de que su señor se la enviaba y que se había holgado de que hombres tan esforzados llegaran a su tierra y también le dijo que tenía muchos deseos de ver a su emperador pues se sorprendió que siendo de tierras tan lejanas supieran de él; y que mientras se esperaran en donde estaban, que en cuanto a la visitas que no había para qué, poniendo muchos inconvenientes.
Cortés le mandó decir de nuevo a Montezuma que él había cruzado todos los mares con sus hombres para verlo y le mandó también presentes que los indios tomaban de valor.
Mientras esperaban la respuesta de Montezuma Cortés mandó a Francisco Montejo a investigar la tierra pues en los arenales que estaban no se podían quedar pues no era seguro para los barcos ni para ellos. Francisco Montejo lo más lejos que llegó fue cerca del Pánuco[3] pues las corrientes eran muy fuertes. Después de 10 días regresó a San Juan de Ulúa y platicó de un pueblo llamado Quiahuiztlan[4].
Tendile regresó y le dijo a Cortés que no mandara más mensajeros que no era posible que fuera a ver a Montezuma, y con esta respuesta Cortés les dijo a sus soldados “Verdaderamente debe ser gran señor y rico, y si Dios quisiere algún día le hemos de ir a ver”.
Cuando Tendile y los otros indios vieron que los soldados y Cortés se arrodillaron ante una cruz les preguntaron que por qué hacían eso y fue cuando Cortés a través de sus lenguas les habló sobre la fe católica y les dijo “que les ruega que pongan en su ciudad, en los adoratorios donde están los ídolos que ellos tienen por dioses, una cruz como aquella, y pongan una imagen de Nuestra Señora, que allí les dio, con su hijo precioso en los brazos, y verán cuanto bien  les va y lo que nuestro Dios por ellos hace”.



A los pocos días Pitalpitoque se fue con sus indios y ni Cortés ni sus soldados se dieron cuenta de cuando ni por qué lo hicieron.
Un día por la mañana llegaron unos indios de lengua totonaque[5] y se presentaron con Cortés; en esta plática se enteró de que Montezuma tenía muchos enemigos y se alegró mucho al saberlo.



Quiahuiztlan.

Los amigos de Diego Velázquez querían nombrar un tesorero pues empezaron a ver que los soldados comenzaron a rescatar oro y que ya no lo llevarían a Diego sino que se lo quedarían ellos. También querían regresarse a Cuba pues no le veían sentido seguir adentrándose en este territorio cuando ya no tenían bastimento y creían que ya tenían suficiente oro para Velázquez, pero Cortés quería llegar Quiahuiztlan pues le interesaba saber lo que había en esas tierras.





[1] Un petate (del vocablo náhuatl petlatl) es un tipo de alfombra tejida que se utiliza en América Central y en México, elaborada a base de fibras de la planta llamada palma de petate (Thrinax morrissi). La Real Academia Española lo define como estera.
[2] Se conoce como Penacho de Moctezuma a un quetzalapanecáyotl o tocado de plumas de quetzal engarzadas en oro y piedras preciosas que actualmente se encuentra en el Museo de Etnología de Viena, en Austria, que según la tradición perteneció al tlatoani Moctezuma Xocoyotzin (1466-1520), aunque no hay certeza histórica de ello, ni autenticidad de su antigüedad.
El penacho es en realidad un quetzalapanecáyotl, una obra de los amantecas o artistas mexicas especialistas en la creación de objetos con plumas. Tiene una altura de 116 cm y un diámetro de 175 cm. El centro del penacho está hecho con plumas azules del ave xiuh totol, y tejuelos de oro en forma de medias lunas con piedras preciosas. Sigue una zona rosa de plumas de tlauquechol y otra zona de plumas marrones de cuclillo, de donde sale una hilera de plumas verdes de quetzal, algunas de hasta 55 cm. Sigue otra zona también de plumas de quetzal. En total tiene más de 400 plumas de quetzal. A pesar de que en la actualidad está muy deteriorado, su valor estimado por el gobierno austriaco es de 50 millones de dólares.
[3] El río Pánuco es un río mexicano que nace en la Altiplanicie Mexicana y forma parte del sistema hidrológico conocido como Tula-Moctezuma-Pánuco. Pánuco es el nombre que recibe en su curso bajo, desde Veracruz y Tamaulipas, donde finalmente desemboca cerca de la ciudad de Tampico.

[4] Quiahuiztlán es una zona arqueológica y antigua ciudad totonaca en el Estado de Veracruz, México. El nombre del sitio es de origen náhuatl, se compone de "Quiahui", lluvia y "tlan", lugar; es decir Quiahuiztlan o Quiahuixtlan significa "El
lugar de la lluvia".
Esta zona tuvo tres funciones. Fue ciudad con cerca de 16 mil habitantes; cementerio en el que se hallaron restos de 78 tumbas dispuestas en tres cementerios principales, y fortaleza, puesto que en todas las estribaciones del cerro se pueden observar muros defensivos de diversas dimensiones, hecho que causo admiración a las primeros hispanos, por ello la mencionan en sus relaciones. Según datos obtenidos en la investigación arqueológica, la ciudad fue abandonada durante la conquista y luego repoblada por tribus nómadas.
[5] De acuerdo con el Diccionario de la Lengua Náhuatl, el término totonaca es el plural de totonacatl y se refiere a los habitantes de la provincia del Totonacapan. Algunos autores han señalado que el término "totonaco" significa "hombre de tierra caliente", en cambio otros dicen que se compone de los términos "tu'tu" o "a'ktu'tu", que se refiere al número tres y "nacu'" que significa "corazón". Por ello, es que los totonacas emplean este término en el sentido de que Cempoala, Tajín y Castillo de Teayo son los tres centros representativos del grupo, los tres centros o tres corazones de su cultura.

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