jueves, 13 de octubre de 2011

HISTORIA VERDADERA DE LA CONQUISTA DE LA NUEVA ESPAÑA Parte 3


1519
“10 de Febrero de 1519 nos hicimos a la vela con nueve navíos por banda del sur y dos por la banda del norte…”. 
La orden de Cortés fue que se encontrarían en la punta de San Antón.
  


El navío del que era capitán Pedro de Alvarado se llamaba San Sebastián, el piloto se llamaba Camacho y Bernal fue tripulante de este barco.
Camacho no obedeció a Cortés y no se detuvo en la punta de San Antón sino que se siguió directo a Cozumel. Se bajaron cuando llegaron, recorrieron la isla y no encontraron a nadie pero si mucho alimento así que se robaron muchas gallinas y Alvarado mandó a unos soldados a explorar; encontraron un adoratorio con dos hombres y una mujer.
Cuando Cortés llegó a Cozumel[1] lo primero que hizo fue detener al piloto Camacho por adelantarse sin su permiso. Posteriormente cuando se enteró de que Pedro de Alvarado revisó los pueblos, lo regañó hizo traer a los indios y por medio de  la lengua Melchorejo les regresó sus gallinas, les pagó por  las que se comieron y mandó por los principales de su pueblo.


Ixchel-Diosa de la fertilidad[2]

Tomó lista cuando todos los que iban con él bajaron de los barcos:
  • 508 personas sin contar maestres y pilotos y marineros.
  • 100 maestres y pilotos y marineros.
  • 16 caballos y yeguas.
  • 11 navíos.
  • 32 ballesteros.
  • 13 escopeteros
  • 4 falcones


Ballesta y falcón.[3]

Cortés se entera de que había dos españoles en punta catoche de un naufragio anterior y sabía que aun estaban vivos pues unos mercaderes los habían visto días anteriores, por lo cual se alegraron mucho.
Cortés escribió carta a estos españoles y mandó rescate por ellos. Decidió enviar a Diego de Ordaz (anteriormente mencionado como un sirviente de Velázquez por lo tanto Cortés lo mantenía lo más alejado que podía para que no hubiera alianzas en su contra por la forma en que salieron de Cuba) por los españoles a punta catoche, con la orden de esperar 8 días en la playa en lo que iban los mensajeros por ellos.
El primer español al que avisaron se llamaba Jerónimo de Aguilar y se alegró mucho de saber que mandaban por él, pues era esclavo de un gran señor, el cual aceptó el rescate ofrecido por Aguilar. Este fue a otro pueblo por el segundo español Gonzalo Guerrero[4] pero este se negó a ir con él diciéndole lo siguiente: “Hermano Aguilar: Yo soy casado y tengo tres hijos, y me tienen por cacique y capitán cuando hay guerras; idos con Dios que yo tengo labrada la cara y horadadas las orejas. ¡Qué dirán de mí desde que me vean esos españoles ir de esta manera! Y ya veis estos mis hijitos cuán bonitos son. Por vida vuestra que me deis de esas cuentas verdes que traéis, para ellos, y diré que mis hermanos me las envían de mi tierra”. Después de esto la esposa de Guerrero le dijo muy enojada a Aguilar en maya “Mira con qué viene este esclavo a llamar a mi marido; idos vos y no curéis de más pláticas”.
Y aunque Aguilar siguió insistiendo, incluso diciéndole a Guerrero que si su problema era su esposa e hijos que los llevara con ellos pero la respuesta fue negativa y se fue enojado.
Para cuando los mensajeros y Aguilar llegaron a punta catoche ya habían pasado nueve días y Diego de Ordaz no los esperó regresándose a Cozumel por lo que Aguilar se regresó muy triste al pueblo donde vivía.


Gonzalo Guerrero

Cuando Diego de Ordaz regresó a Cozumel sin los españoles ni noticias sobre ellos Cortés lo regañó por regresar sin el rescate, mensajeros y sobre todo sin los españoles pues tenían la seguridad de que se encontraban en punta catoche.
Mientras tanto en Cozumel llegaron muchos indios a realizar un ritual, todos los españoles observaron y Cortés al terminar el ritual les dijo que si iban a ser sus hermanos tenían que deshacerse de sus ídolos que eran malos y los hacían errar.
“El papa[5] (sacerdote) y los caciques respondieron que sus antepasados adoraban en aquellos dioses porque eran buenos, y que no se atrevían ellos a hacer otra cosa, y que se los quitásemos nosotros, y veríamos cuanto mal nos iba en ello, porque nos iríamos a perder en la mar…”
Luego cuenta como Cortés hizo romper sus ídolos y mandó hacer un altar y poner la imagen de la Virgen María y una cruz.
Después de esto Cortés decidió partir y nombró capitanes de los barcos, así cuenta que a unos días del mes de marzo de 1519 embarcaron. Esa misma noche en el mar al barco en el que se transportaba el cazabe le empezó a entrar agua por lo cual regresaron a Cozumel. Al llegar y ver que la virgen y la cruz estaban intactas se alegraron.


[1] Cozumel, durante la época prehispánica, era un importante santuario maya, en concreto un santuario dedicado a Ixchel, la diosa de la fertilidad del pueblo maya. Cozumel pertenecía a la región de Ecab, y su importancia radicaba en su templo maya, motivo por el cual era un incesante ir y venir de peregrinos los que hasta aquí venían a pedir a la diosa Ixchel.

[2] En algunas ocasiones se le representaba acompañada de un conejo. Una de sus advocaciones era considerada maléfica, y se le representó en los códices, como una mujer vieja, vaciando los odres de la cólera sobre el mundo. En textos jeroglíficos su nombre es Chak Chel (arco iris grande), en en el Chilam Balam su nombre es Ix Chel (mujer arco iris).
[3] Fueron tres las armas ofensivas usadas con mayor frecuencia, la ballesta, la espada y el arcabuz… su uso (ballesta) no era tan generalizado ya que en la edad media se consideraba una arma sin honor, al grado de que ser prohibida por una bula papal, por ser un instrumento considerado muy peligroso, ya que cualquier neófito en los artes de la guerra podría matar sin problemas a un consumado guerrero, y todo gracias al uso fácil de la ballesta.
Por otra parte, la ballesta era considerada un artefacto para cobardes. Que gracias a las ideas maquiavelistas, se opto por su practicidad y no por su ética de guerra.
…para la nobleza cristiana y para la Iglesia de Roma la ballesta fue un arma despreciada cuando no maldita, no en vano una de sus representaciones más antiguas en la iconografía era en manos de un demonio.
De ahí que el Segundo Concilio de Letrán prohibió el empleo de la destreza mortífera de arqueros y ballesteros pero, eso sí, sólo contra otros cristianos.
[4] Personaje controvertido porque se aculturó y llegó a ser un jefe maya durante la conquista de Yucatán, especialmente belicoso contra los conquistadores, por lo que fue conocido como El Renegado por sus compatriotas españoles, mientras en México le denominan como Padre del Mestizaje.
Llegan a la tribu de los Tutul xiúes, enemiga de los Cocomes, en la Ciudad-Estado de Maní, a la que pertenecía Xaman Há,8 donde el cacique Taxmar los entrega como esclavos a Teohom, su sacerdote, quien, con duros trabajos y malos tratos, acaba con la vida de todos por extenuación, excepto con Gonzalo y Gerónimo. Aguilar explica bien cuál era su trabajo, que debió ser, en principio, muy similar al de Gonzalo Guerrero:
...traer a cuestas la leña, agua y pescado, y estos trabajos sufríalos Aguilar con alegre rostro por asegurar la vida, que tan amada es. Naturalmente estaba tan sujeto y obedecía con tanta humildad, que no sólo con presteza hacía lo que su señor le mandaba, pero lo que cualquier indio por pequeño que fuese, tanto, que aunque estuviese comiendo, si le mandaban algo, dexaba de comer por hacer el mandado.
No obstante, pronto vemos como la actitud de los dos supervivientes se va diferenciando. Jerónimo de Aguilar, deja entre líneas muy patente que, mientras Gonzalo Guerrero se iba aculturando, él se mantuvo fiel a su cultura y su religión, a veces con mucho sacrificio:
Muy probablemente, Gonzalo Guerrero no fue un esclavo tan dócil, por lo que recibiría muchos más golpes, ni tan casto como el fraile, de lo cual le sobrevendría finalmente el mal que Aguilar preveía, que el amor a una indígena, los hijos que ésta le diera y la creación, en definitiva, de una familia le apartaran de su cultura y de su religión. En eso se diferencian ambos, mientras siguen pareciéndose en la realización de los más duros y penosos trabajos que, tanto el uno como el otro, pensaban que acabarían costándoles la vida.
[5] Así les llama Bernal a los sacerdotes indios.

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