Esta
entrada es la continuación de la entrada anterior que habla sobre la visita de
Cortés y sus soldados a uno de los templos principales dedicado al dios
Huitzilopochtli.
Cuenta
Bernal que Cortés le dijo a fray Bartolomé de Olmedo “Paréceme, señor padre que
será bien que demos un tiento a Montezuma sobre que nos deje hacer aquí nuestra
iglesia”… pero fray Bartolomé le contestó que no era cosa convenible hablar en
tal tiempo pues se dio cuenta de la importancia que tenía este templo para los
mexicas.
Hernando
Cortés le dijo a Montezuma a través de doña Marina: “MUY GRAN SEÑOR es vuestra merced y de mucho más es merecedor, hemos
holgado de ver vuestras ciudades, lo que os pido por merced, que pues estamos
aquí en vuestro templo, que nos mostréis vuestros dioses y teules”. Los hizo
pasar a una tipo sala donde había dos altares y en cada uno estaban dos bultos
altos y gordos; el primero a mano derecha era uichilobos su dios de la guerra
–cara y rostros muy anchos, los ojos deformes y “espantables: el cuerpo
cubierto de pedrería, en una mano un arco, en la otra flechas- junto a él
estaba otro ídolo pequeño que decían era su paje.
Uichilobos
tenía puesto al cuello unas caras de indios y corazones (de oro y plata) y en
el altar había unos braseros con incienso y tres corazones de indios que aquél
día habían sacrificado.
Del
lado izquierdo de la sala estaba el otro bulto, con rostro como de oso y unos
ojos que relumbraban, el cuerpo con piedras como uichilobos porque decían que
eran hermanos[1]
y este era Tezcatepuca[2] dios de los infiernos y
tenía cargo de los animales de los mexicas. Había cinco corazones de indios
sacrificados en su altar.
Tezcatepuca
El
tercer dios en el templo mitad hombre-mitad lagarto decían que estaba lleno de
todas las semillas que había en toda la tierra.
Cuenta
Bernal que Cortés le dijo a Montezuma como medio riendo “señor Montezuma: no sé yo como un tan gran señor y sabio varón como
vuestra merced es, no haya colegido en su pensamiento cómo no son estos
vuestros ídolos dioses, sino cosas malas que se llaman diablos, y para que
vuestra merced lo conozcan todos sus
papas lo vean claro, hacedme una merced: que hayáis por bien que en lo alto de
esta torre pongamos una cruz, y en una parte de estos adoratorios, donde están vuestros
uichilobos y Tezcatepuca, haremos un apartado donde pongamos una imagen de
nuestra señora y veréis el temor que de ello tienen esos ídolos que os tienen
engañados.”
Montezuma
respondió “Señor Malinche: si tal
deshonor como has dicho creyera que habías de decir, no te mostrara mis dioses.
Estos tenemos por muy buenos, y ellos nos dan salud y aguas y buenas sementeras
y temporales y victorias cuantas queremos; y los tenemos de adorar y
sacrificar; lo que os ruego es que no se diga otras palabras en su deshonor”.
Al
ver molesto a Montezuma lo único que dijo Cortés fue “Hora es que vuestra merced y nosotros nos vamos”. Dicho esto Montezuma
respondió que ahora él tenía que rezar y hacer ciertos sacrificios en recompensa
del gran tatacul[3]
que había hecho en dejarlos subir en su gran cu, y el gran deshonor que le
hicieron en hablar mal de sus dioses, que antes de que Cortés se fuese lo había
de rezar y adorar a lo que este respondió “Pues
que así sea, perdone señor.”
Etapas constructivas del Templo Mayor
de Tlatelolco.[4]
Describe
el lugar donde estaba ubicado ese adoratorio y dice que en los cimientos
echaron oro, plata y piedras. Esto lo supo Bernal porque cuenta que cuando
ganaron propusieron que ahí se hiciera la iglesia de su patrón el Sr. Santiago[5] y cuando la hicieron hallaron
mucho oro, plata, perlas y otras piedras.
Díaz
del Castillo menciona que siempre llamó a ese lugar el infierno porque aparte
del templo de Uichilobos, afuera tenían otros bultos ensangrentados y era el
lugar en donde cocinaban la carne de los indios sacrificados.
[1] Ometéotl, el creador, el
principio dual, masculino y femenino, en la cultura nahua, viviendo en el
decimotercero cielo, engendró cuatro hijos: el primero fue Xipe Tótec (Tezcatlipoca
rojo o Camaxtle), el segundo fue Tezcatlipoca (Tezcatlipoca negro), el
tercero fue Quetzalcóatl
(Tezcatlipoca blanco), y al cuarto le llamaron Huitzilopochtli
(Tezcatlipoca azul o colibrí zurdo).
[2] Tezcatlipoca "espejo negro por
el humo" o "espejo humeante", en la cultura nahua (mexicas y otros pueblos mesoamericanos de habla
náhuatl), es el señor del cielo y de la tierra, fuente de vida, tutela y amparo
del hombre, origen del poder y la felicidad, dueño de las batallas,
omnipresente, fuerte e invisible. Entre los nahuas, Quetzalcóatl y Tezcatlipoca
son dualidad y antagonía. Quetzalcóatl es llamado también Tezcatlipoca blanco
en tanto que el color de Tezcatlipoca es el negro.
[3] Pecado.
[4] http://www.mexicomaxico.org/Tenoch/Tenoch3.htm
[5]
La iglesia de Santiago Tlatelolco fue erigida después de la conquista del 13 de
agosto de 1521, los vencedores eligieron el lugar donde los mexicas habían
resistido los embates militares por más de 80 días.
En enero de 1522, Hernán
Cortés decidió la construcción de la ciudad de México y al mismo tiempo borrar
toda huella que recordara la grandeza de los vencidos. Designó a Tlatelolco
como señorío de indígenas bajo el mando de Cuauhtémoc y el nombre de Santiago.
En 1527 se inauguró la
primera iglesia en Tlatelolco, la cual fue construida con las piedras del
Templo Mayor prehispánico. La iglesia se dedicó a Santiago, el santo patrono de
las huestes de Cortés, y quedó al cuidado de los franciscanos. La misión
principal de los misioneros fue educar a los indígenas, por lo que en 1536
fundaron el Colegio de la Santa Cruz en Tlatelolco.
En el colegio sobresalió el
trabajo de frailes como Andrés de Olmos, Bernardino de Sahagún, Amoldo de
Basaccio y Juan Badiano de origen indígena, quien elaboró el Códice que lleva
su nombre y que trata sobre la herbolaria mexicana; sin embargo, debido a
fenómenos como inundaciones y epidemias, además de la falta de recursos, fue
clausurado a fines del siglo XVIII.
En un principio la iglesia
era de una sola nave y para 1540, como lo menciona Motolinía, ya "tenía
tres naves", lo que indica que era la segunda edificación. En 1573 se
inició la tercera construcción bajo la dirección de Fray Francisco de Gamboa,
la cual aparentemente tardó mucho tiempo.
A finales del siglo XIX,
cuando Porfirio Díaz impulsó el desarrollo de los ferrocarriles, el entorno de
la iglesia fue modificado, pues en el terreno Norte se instalaron patios, vías,
bodegas y áreas para la descarga de los trenes. En la parte Noreste de
Tlatelolco se construyó la Aduana del pulque, edificio que actualmente controla
la Secretaría de Relaciones Exteriores.
http://www.tlatelolco.inah.gob.mx/index.php?option=com_content&view=article&id=51&Itemid=84
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