viernes, 16 de diciembre de 2011

HISTORIA VERDADERA DE LA CONQUISTA DE LA NUEVA ESPAÑA Parte 14


Después de las pláticas que tuvo Cortés con sus soldados, mandó llamar al cacique gordo para recordarle que tenía que tener limpia la cruz y la imagen de la virgen que le habían dado pues el iría a ver a Montezuma para decirle que no robe ni sacrifique.
Cuando estaban a punto de partir, Cortés recibió una carta de la Villa Rica donde le informaban que había un navío rondando la costa y que no querían bajar a tierra a pesar de las señas que se le habían hecho. Al saber esto Cortés decidió ir él mismo a investigar quienes estaban en ese navío, pues temía que fueran enviados de Diego Velázquez.



Cuenta Bernal que después se enteran de que ese barco era enviado por Francisco de Garay que era gobernador de Jamaica, pues resulta que se le había dicho a Garay que las tierras que descubriera las nombrara como parte de su gubernatura. Se cuenta en el libro que ya había un capitán instalado por el rio Pánuco.
Cuando Cortés llega a la Villa Rica apresan a los dos soldados que se habían bajado del navío a investigar.
Cuando por estos soldados que apresaron se enteraron de quién los mandaba, ya no se preocupó tanto Cortés pues él no quería que Diego Velázquez mandara navíos por él ó por sus amigos; de esta manera decidieron seguir con lo planeado que era ir a México. Bernal cuenta que el cacique gordo les recomendó el camino de la provincia de Tlaxcala pues los pueblos en ese camino eran amigos de los de Cempoal, así que Cortés decidió hacerle caso.



En el camino a México pasaron por poblados amigos de los principales de Cempoal y además no eran tributarios de Montezuma, por lo tanto que aceptaran las platicas de Cortés y lo que les decía sobre ser vasallos de Carlos V y tener una fe no fue difícil.
Lo que preocupaba a Cortés y a sus soldados era el clima pues empezaban a adentrarse en tierras frías cuando ellos estaban acostumbrados al calor pues llegaron de Cuba y lo que conocían de estas tierras también era caluroso; Bernal cuenta que no tenían ropa para taparse y que eso los desconcertaba mucho.
Posteriormente llegaron a un poblado llamado Iztacmaxtitlan donde fueron recibidos por su cacique Olintetl quien los recibió de mala gana pues era vasallo de Montezuma y temía que su señor se enojara y hubiera represalias.



Cuando hablaron los soldados con Olintetl sobre Montezuma este les dio una breve descripción de la gran Tenochtitlán y se quedaron mucho mas maravillados de lo que estaban pues ahora que se acercaban cada vez más a este lugar sonaba aun más increíble.
Cortés seguía diciéndoles lo mismo sobre dejar de hacer sacrificios, comer carne de estos sacrificios y que iría a decirle a Montezuma que dejara de robarle y matar a sus vasallos pues el gran emperador Carlos V así lo mandaba.
Como los pobladores de estos lugares aun no habían sido testigos de las batallas anteriores no habían visto a los perros ni a los caballos, por lo tanto Cortés y sus hombres se aprovechaban de esto pues les habían creer que eran teules y que si los hacían enojar acabarían con ellos de una manera rápida. Y fue por esto que le dieron regalos a Cortés, para no hacerlos enojar.



Bernal cuenta de que el lugar estaba lleno de adoratorios y de huesos humanos que habían sido sacrificados, por esto y por su actitud al recibirlos no confiaron mucho en este cacique y decidieron no dejar una cruz pues ya habían hecho mucho al hablarles de dios y de la fe católica.
Para poder seguir s camino, Cortés preguntó al cacique principal de ese poblado el mejor camino por el cual podían llegar a Tenochtitlán a lo que le contestó que por Cholula. Los principales que lo acompañaban de Cempoal le dijeron que no se fuera por ese camino pues eran vasallos de Montezuma y traicioneros, que mejor se fueran por Tlaxcala, que fue la decisión que tomó Cortés y siguieron su camino.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Orden Jesuita o Compañía de Jesús



Es una orden religiosa de la Iglesia católica fundada en 1534 por San Ignacio de Loyola y aprobada en 1540 por el Papa Pablo III.
Con cerca de 19.000 miembros, sacerdotes, estudiantes y hermanos, es la mayor orden religiosa masculina católica hoy en día. Su actividad se extiende a los campos educativo, social, intelectual, misionero y de medios de comunicación católicos.
La Compañía de Jesús (SJ) es una orden religiosa de carácter apostólico y sacerdotal -aunque la conforman también Hermanos, es decir, religiosos no sacerdotes-. Está ligada al Papa por un "vínculo especial de amor y servicio"; su finalidad, según la Fórmula del Instituto, documento fundacional de la Orden (1540) es "la salvación y perfección de los prójimos". En términos de Derecho Canónico, la SJ es una asociación de hombres aprobada por la autoridad de la Iglesia, en la que sus miembros, según su propio derecho, emiten votos religiosos públicos y tienden en sus vidas hacia la "perfección evangélica"



La formación en la SJ empieza con un noviciado que dura dos años. Continúa con un proceso de formación intelectual que incluye estudios de Humanidades, Filosofía y Teología. Además, los jesuitas en formación realizan dos o tres años de docencia o «prácticas apostólicas» (período de magisterio) en colegios o en otros ámbitos (trabajo parroquial, social, medios de comunicación, etc). El estudio a fondo de idiomas, disciplinas sagradas y profanas, antes o después de su ordenación sacerdotal, ha hecho de los miembros de la SJ, durante casi cinco siglos, los líderes intelectuales del catolicismo.
S. Ignacio de Loyola, el fundador, quiso que sus miembros estuviesen siempre preparados para ser enviados, con la mayor celeridad, allí donde fueran requeridos por la misión de la Iglesia. Por eso los jesuitas profesan los tres votos normativos de la vida religiosa (obediencia, pobreza y castidad) y, además, un cuarto voto de obediencia al Papa, «circa misiones».
La Compañía de Jesús ha sido una organización que ha vivido entre la alabanza y la crítica, siempre en la polémica. Su lealtad incondicional al Papa los ha colocado en más de un conflicto: con la Inglaterra isabelina, frente al absolutismo del Rey Sol, el regalismo español, con la Alemania de Bismarck, de donde fueron expulsados (durante el Kulturkampf) y con los gobiernos liberales de diversos países en América y Europa.

¿Qué significa ser jesuita?

Reconocer que uno es pecador y sin embargo llamado a ser compañero de Jesús como lo fue San Ignacio: Ignacio que suplicaba a la Virgen Santísima que “le pusiera con su hijo” y que vio un día al Padre mismo pedir a Jesús que llevaba su cruz, que aceptara al peregrino en su compañía.

Los jesuitas en América

Los jesuitas llegaron a Brasil ya en el generalato de San Ignacio. En el gobierno de San Francisco de Borja ingresaron a Florida, México y Perú y en el de Claudio Acquaviva a Canadá, Nueva Granada, la Presidencia de Quito y otras zonas. De acuerdo a sus nacionalidades, los misioneros jesuitas se distribuyeron en las distintas posesiones de las potencias europeas.


 Algunas personas consideran que los precedentes de la actual situación de la Compañía datan desde mediados de los años 1950 cuando comenzaron a disminuir las vocaciones en Europa. La edad promedio de los jesuitas es 57 años. En el último cuarto de siglo la disminución del número de miembros ha motivado la unificación de algunas Provincias y el cierre de obras o el traspaso de la dirección de algunas a seglares. En 2009 entraron en la Orden 453 novicios (el 40% de ellos en Asia). El 1 de enero de 2009 los jesuitas eran 18.516. De ellos, los sacerdotes son 13.112, los escolares (jesuitas preparándose para el sacerdocio), 3.705 y los hermanos (jesuitas no sacerdotes), 1.699.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Orden de San Agustín



La Orden de San Agustín (Ordo Fratum Sancti Augustini, O.S.A.), a cuyos miembros se conoce individual y colectivamente como Agustinos (que no debe confundirse con los Canónigos agustinos), es una orden religiosa fundada por el papa Inocencio IV en el siglo XIII (1244), ante la necesidad de unificar una serie de comunidades de monjes en la Toscana (Italia) que siguieran las directrices conocidas como la Regla de San Agustín, dictadas por San Agustín de Hipona (fallecido en 430).


El nacimiento de la Orden de San Agustín tuvo lugar en el mes de marzo de 1244 en Roma.
Unos meses antes, en 1243, cuatro ermitaños (Esteban de Cataste, Hugo de Corbaria, Guido de Rosia y Pedro de Lupocavo) en representación de los grupos de eremitas situados en la antigua Tuscia, Lacio superior y zonas limítrofes de Umbría (Italia), se habían dirigido al papa Inocencio IV para pedirle una Regla común y un Prior General, según el nuevo estilo de Orden de fraternidad apostólica.
Con todo, Inocencio IV, una vez conocida la propuesta de Esteban, Hugo, Guido y Pedro, en el año primero de su pontificado, determinó la creación de una nueva Orden mendicante, la tercera después de los franciscanos y dominicos, en la Iglesia católica. Dos bulas pontificias, ambas fechadas el 16 de diciembre de 1243, sientan las bases jurídicas de la erección canónica de la Orden de San Agustín. La primera de ellas se conoce por Incumbit nobis y la segunda por Praesentium vobis.


Regla de San Agustín
Se la conoce como las tres reglas de San Agustín porque las elaboró en tres momentos distintos pero en el fondo se reduce a una sola regla. Es la más antigua de Occidente (siglo IV al siglo V). Agustín de Hipona[1] conocido como San Agustín redactó estas normas para organizar la vida de la comunidad cuando fundó en África el monasterio de Tagaste. En ella regula las horas canónicas, las obligaciones de los monjes, el tema de la moral y los distintos aspectos de la vida en monacato.
Agustín considera a la pobreza como la base de la vida religiosa, pero atribuye no menos importancia a la caridad fraternal, la cual consiste en vivir en paz y concordia.
La regla de San Agustín se compone de la siguiente manera:

La Orden de San Agustín goza de algunos privilegios prácticamente desde sus inicios entre las cuales se destacan:
  • Alejandro IV liberó a la orden de la jurisdicción de los obispos.
  • Inocencio VIII (en 1490) concedió a todas las Iglesias de la Orden indulgencias.
  • Desde el final del siglo XIII la Sacristía Pontificia está a cargo de los frailes de la Orden. Este privilegio fue ratificado por el Papa Alejandro VI garantizándola para siempre por una bula promulgada en 1497. Además la Orden está a cargo de la Custodia del Sagrario Apostólico.
  • Los agustinos están a cargo del servicio en la Iglesia de Sant'Anna dei Palafrenieri, que es la parroquia del Vaticano y su cementerio oficial
El Gobierno de la Orden tiene a la cabeza al Prior General. Actualmente es el M.R.P. Fr. Robert F. Prevost, O.S.A., elegido el 2001 y reelecto 2007. El Prior General es elegido cada seis años por el Capítulo General además de sus cuatro asistentes y un secretario, formando así la Curia Generalitia con sede en Roma.
El hábito de la Orden es de color negro y llega hasta los tobillos y está ceñido por un cinturón de cuero negro y encima va una capucha en forma de punta o de cono que debe llegar hasta la cintura. En países de clima tropical se usa el color blanco.




[1] Agustín es considerado el más grande entre Los Padres de la Iglesia y uno de los filósofos cristianos más importantes de todos los tiempos. Estudió Retórica en Cartago. Allí cayó en sus manos el Hortensius de Cicerón, que contenía una exhortación a dedicarse a la Filosofía. “El libro cambió las intenciones de mi corazón —dice Agustín—. De repente se marchitaron para mí todas las vanas esperanzas, con increíble fervor del corazón anhelé una sabiduría incorruptible.”
Según cuenta él mismo, un día creyó escuchar una voz de niño que le decía: «Toma y lee.» Interpretó que Dios le estaba pidiendo que tomara la Biblia y la leyera, y así lo hizo. La abrió y leyó el primer pasaje que apareció ante sus ojos: “[…] nada de comilonas y borracheras, nada de lujurias y desenfrenos, nada de rivalidades y envidias. Revestíos más bien del Señor Jesucristo, y no os preocupéis de la carne para satisfacer sus concupiscencias” (Rom. 13, 13-14). A partir de ese momento abrazó el cristianismo. Neoplatonismo y cristianismo se constituyeron en las dos fuentes principales de su pensamiento. http://www.luventicus.org/articulos/03A002/agustin.html

martes, 6 de diciembre de 2011

HISTORIA VERDADERA DE LA CONQUISTA DE LA NUEVA ESPAÑA Parte 13


Bernal cuenta que después de que los enviados llegaran a España a ver al obispo de Burgos, Juan Rodríguez de Fonseca que era gran amigo de Diego Velázquez, le entregaron las cartas de relación escritas por Cortés y por los soldados. Cuando las leyó y se enteró de que lo hicieron sin permiso de Velázquez se molestó mucho, los regañó y habló del mal que había hecho Cortés y sus amigos.  Cuando los portadores de las cartas se dieron cuenta de lo mal recibidos que habían sido por el obispo y que este le escribiría al rey contándole los acontecimientos con sus palabras pensaron en buscar la forma de entregar las cartas al rey, que se encontraba en Flandes.


Juan Rodríguez de Fonseca

Cuando las cartas llegaron a manos de Carlos V, se molestó mucho con el obispo pues se dio cuenta de que le mintió y de que se quedó con gran parte del oro que le habían enviado Cortés; desde ese día dejó de confiar en él.
Bernal dice que muchos le preguntaron que cómo es que se sabía toda esa historia si él no había estado presente, a lo que él responde que sabe lo sucedido en España porque los portadores de las cartas les enviaron cartas a la Villa Rica para contarles lo que había pasado.
Mientras tanto en la Villa Rica de la Vera Cruz, Cortés se enteró que de nuevo los amigos de Diego Velázquez querían ir a Cuba, ya tenían preparado un navío con bastimento y solo se enteraron cuando uno de ellos se arrepintió y se lo contó a Cortés. Este se enojó tanto que mandó castigarlos, no sin antes hacerlos confesar del plan que tenían, cuando lo hicieron las condenas fueron: mandó ahorcar a dos, cortar los pies a otro y dar doscientos azotes a los marineros.



Después de que se cumplieron las condenas, Cortés y sus soldados platicaron sobre lo que harían, acordaron ir a México y saber claramente quien era Montezuma y por qué tanto miedo y respeto de los pueblos que habían conocido.
Cuando tuvieron esta plática sabían que ya no podían confiarse de los amigos de Diego Velázquez pues si se alejaban mucho, en cualquier momento los traicionarían y se llevarían los barcos a Cuba, es por eso que le aconsejaron a Cortés “dar a través”[1] los barcos para que fueran inutilizados y así poder irse con seguridad hacia México. La ventaja que también les brindó esto fue que los marineros que se hubieran quedado en la Villa Rica, ahora se unieron a los soldados y Bernal cuenta que lo hicieron muy bien.



Cortés les confiesa a sus soldados que él ya lo había considerado pero no quería que la responsabilidad cayera sobre él pues más adelante los soldados podían recriminárselo.
Bernal dice que el cronista Gómara habla de que barrenaron[2] los navíos y que eso no fue verdad.
Después de inutilizar los navíos, Cortés después de misa les habló a todos sus soldados, les dijo que iban rumbo a México, que se podían enfrentar a batallas muy fuertes y que ellos solo contaban con la ayuda de dios pues ya ni siquiera contaban con los barcos para regresar a Cuba y les pidió que entregaran todo lo que tenían para hacer ese viaje lo mejor que pudieran.



[1] Volcar, tumbar, poner en dirección transversal el barco para vararlo.
[2] Abrir agujeros con un barreno o broca.