El
tesoro de Axayácatl
En
este capítulo Bernal nos cuenta lo que sucedió después que Cortés le dijera a
Montezuma que los dejaran poner una imagen de la virgen María y una cruz en el
gran templo dedicado a Uichilobos y a Tezcatepuca en Tlatelolco. (Ver entrada
anterior)
Habiendo
regresado Cortés a sus aposentos después de la negativa de Montezuma de
sustituir a sus dioses en su gran templo, mandó pedir albañiles para construir
una iglesia dentro del lugar que les habían proporcionado para habitar pues
cada que el fraile de la Merced oficiaba misa, los indios destruían sus
altares; también esta solicitud fue debido a lo ocurrido en el templo de
Tlatelolco.
Iglesia de Santiago de Tlatelolco
Cuando
examinaban el lugar para decidir el mejor lugar donde construir la iglesia, un
soldado español que había sido carpintero vio una pared que se dio cuenta tenía
que haber sido una puerta anteriormente; Cortés y sus hombres habían escuchado
que en ese lugar podía estar el tesoro
del padre de Montezuma y sospecharon que dicha puerta lo contenía, por lo
tanto en secreto la abrieron y Bernal cuenta que era tanto oro y tantas
riquezas que no creyó que en el mundo existiera más.
Cortés
prohibió a sus hombres que tomaran el oro en ese momento, cerraron la puerta
para esperar el tiempo adecuado y así poder abrirla.
Los
hombres más cercanos a Cortés se reunieron con él para decirle que estaban en
peligro pues en el momento que quisiera Montezuma los podría atacar y dado que
la ciudad tenía tantas fortalezas y estaban rodeados de agua, no podrían
defenderse bien, ni sus amigos de Tlaxcala acudirían en su ayuda. Pidieron
entonces prender a Montezuma para poder estar tranquilos y lo que Cortés les
contestó: “No creáis, caballeros, que
duermo ni estoy sin el mismo cuidado, que bien me lo habréis sentido; más ¿Qué
poder tenemos nosotros para hacer tan gran atrevimiento, prender a tan gran
señor en sus mismos palacios, teniendo sus gentes de guarda y de guerra? ¿Qué
manera o arte se puede tener en quererlo poner por efecto que no apellide sus
guerreros y luego nos combatan?” Los soldados trataron de convencerlo
diciendo que habían notado que la actitud de los mexicas estaba cambiando y
tenían miedo.
A
la mañana del día siguiente les llegaron noticias de la Villa Rica; los mexicas
habían matado a Juan de Escalante que había quedado como alguacil mayor. Con
estas noticias les dio más miedo pues ahora los mexicas ya no los veían como
teules (invencibles), por lo tanto no los temían. Acordaron apresar a
Montezuma.